Sin duda, Cuba es un lugar ideal para pecar. Todo en esta pequeña isla invita a la enajenación, al deseo y a la pasión: ron, puros, mujeres, y claro, la belleza natural del lugar… ¡Pero debemos andar con cuidado! Ya que existen 7 pecados capitales que los viajeros de verdad no podemos cometer, es más, ni siquiera pensar.
1 Creer que en Cuba las cosas son gratis. En Cuba, los visitantes no usan el peso cubano, sino el peso cubano convertible (CUC), que se encuentra en paridad con el dólar estadounidense. En el circuito turístico, uno puede gastar en alimentos y hospedaje lo mismo que en ciudades como París y Nueva York. Tener acceso a los lugares sólo para cubanos (y a sus precios) no es tan sencillo.
Si hay disposición de hacerlo, uno puede formarse durante un par de horas para cambiar los CUC por pesos cubanos y luego pedir consejos sobre casas de huéspedes y paladares —como se les conocía a los restaurantes clandestinos—, aunque eso puede ser el camino directo a otra tourist trap. Eso sí, con un poco de esfuerzo en la exploración, uno puede terminar comiendo tres tiempos de comida cubana casera —sopa, moros y cristianos, lomo de cerdo y café con frutas como postre— por sólo un CUC.
2 Pedirle a tu mamá y a tu abuelita la ropa de moda que usaron en los años cincuenta. Te rompemos el mito: la capital cubana no está “atrapada en los años cincuenta”. Debido a su sistema económico y al embargo de Estados Unidos, evolucionó de una manera distinta a la de los países neoliberales, pero eso no significa que no haya cosas nuevas en la isla o que “el tiempo se haya detenido” para sus habitantes.
3 Llevarte una maleta con ropa en desuso para regalarla en las calles de La Habana. Quizá esta sea la experiencia que algunas personas tuvieron en los años en que la caída de la Unión Soviética y el embargo afectaron más a Cuba. No había alimentos suficientes, ni medicina, ni ropa. Y sí, con seguridad la gente pedía ayuda con desesperación. Pero desde hace varios años la situación cambió y esto dejó de ser una práctica frecuente.
4 Llevarte una Coca-Cola en la maleta. En Cuba sí hay Coca-Cola, de hecho, se importa aquella que es producida en nuestro país, México. También hay tiendas de marcas como Adidas y United Colors of Benetton. No es que sea un asunto tan digno de mencionarse, pero sí es algo que puede sorprender a quienes piensan que el comunismo dejó a la isla pérdida en el tiempo.
5 Tomarte un daiquirí en La Bodeguita y un mijito en Ek Floridita. Error. Como decía Ernest Hemingway «Mi mojito en La Bodeguita, mi daiquirí en El Floridita.» Y acalaramos que, por más que visitar ambos bares sea un cliché, no hacerlo sería un verdadero pecado.
6 Comprarle un habano a cualquier vendedor sobre la calle. Habrá mucha gente en la calle ofreciéndote estos maravillosos cigarros a precios irreales de tan baratos. No caigas. Los habanos son un producto de lujo, hecho a mano y con la mejor materia prima del mundo, por lo que sólo deben comprarse en sitios oficiales. Su precio es alto, están bien regulados y se venden con sellos y hologramas de protección y autenticidad. Todo lo demás puede ser una trampa.
7 Pometer a tus amigos mandarles Snapchat y a tus seguidores en instagran subir cientos de fotos. Encontrar una buena señal de internet es una pesadilla. El servicio es caro, lento, hay algunas restricciones en aplicaciones de Google y algunas otras páginas. En fin. El acceso a la conexión a internet es la vara con la que muchos han medido el progreso de la isla. Puede costar hasta 8 CUC tener una hora de navegación ineficiente y el servicio no está disponible en todos lados, por lo que para mayor seguridad hay que buscarlo dentro de los grandes hoteles. Lo mejor para no frustrarse es aceptar que unos días lejos del WiFi le vienen bien a cualquiera. Más pronto que tarde, uno se encuentra disfrutando al cien por ciento de la vida sin revisar los likes obtenidos en Facebook.
¡No pierdas la oportunidad! Viaja a Cuba sin pecar.